
Nombre completo: Ángel Gregorio Villoldo Arroyo Seudónimos: A. Gregorio, Fray Pimiento, Gregorio Giménez, Angel Arroyo y Mario Reguero.
Ostenta el título de “Padre del tango”, un poco exagerado porque

Se comenta que fue tipógrafo, payaso de circo y cualquier otro menester donde le requiriera el arte en alguna de sus expresiones. También fue cuarteador en los barrios alejados del centro de la ciudad, personaje de a caballo que esperaba al pie de las barrancas la llegada de un carro grande o de un tranvía para ayudarlo a subir la cuesta o salir del barro. Esto significaba enganchar el vehículo con una soga amarrada a su caballo y colaborar en el esfuerzo.

Su chispa, su fácil verba, le sirvió para entreverarse con payadores y para brindar actuaciones poco académicas y algunas veces decididamente procaces. Siempre acompañado de su guitarra, con armónica adosada, supo contar historias cantando, que enfervorizaban a la concurrencia de los cafetines y tugurios. Para ganarse la vida

En 1916 publica otras canciones de hondo contenido patrio titulada “Cantos populares argentinos” en conmemoración al centenario de la declaración de la Independencia del vecino país. Fue autor de un método moderno para aprender guitarra por cifra, denominado “Método América”, por ser editado por la antigua Casa América en 1917. Junto con Alfredo Gobbi y su esposa, la chilena Flora Rodríguez – padres del director y violinista Alfredo Gobbi - marchó a Francia para realizar registros fonográficos contratados por Gath & Chaves, una de las grandes tiendas argentinas de la época. Esto provocó un gran impulso a nuestra música en Europa y muchos de esos discos también se distribuyeron en Buenos Aires. Pero su sitio de preeminencia lo ocupa como compositor.


Pero el más importante fue sin duda "El choclo", por su melodía y su cadencia, que seguramente sería el tango emblemático de no haber existido el himno cultural y popular por decreto del Uruguay: "La Cumparsita". A tal punto que una anécdota lo corrobora con exactitud. Durante la primera guerra mundial, el periodista argentino Tito Livio Foppa se encontraba en el frente alemán y en un ágape oficial un músico tocó el piano para agasajarlo e intentó ejecutar el himno nacional argentino, pero en realidad tocó "El choclo".
Otro tango fundamental es "La morocha", de letra sencilla y hecha de apuro para su compositor, el uruguayo Enrique Saborido, que en 1906 tuvo la fortuna de embarcar sus partituras en la Fragata Sarmiento, buque de instrucción de los cadetes de la armada, y es considerado el primer tango que se difundió en Europa. Este singular músico y poeta nos dejó una obra muy extensa entre las cuales se destacan "El torito", "Cuidado con los cincuenta", "Una fija", "Yunta brava", "El cachorrito", "Pineral", "El pimpollo", "Trigo limpio", "La

Generalmente, se recuerda a José Luis Roncallo por el hecho de haber estrenado el tango de Ángel Villoldo "El choclo". Roncallo dirigía una orquesta de repertorio "ligero" - temas de zarzuelas, valses populares, música criolla - en un elegante restaurante llamado "El Americano", situado en la calle Cangallo (hoy Presidente Juan Perón) frente a la cortada Carabelas. Según cuentan, y todos repiten, en una ocasión, lo visitó su amigo Ángel Villoldo, para proponerle que estrenara allí su nuevo tango. Este relato lo hace Francisco García Jiménez en su libro "Así nacieron los tangos", cuya primera edición data de 1965.

Debido a esa especie de censura que sufre el tango en esa época, se acusa a García Jiménez como el autor de esta y otras versiones no se sabe que tanto fidedignas de que el estreno de “El Choclo” fue muy resisitido, y que finalmente se presentó como música folklórica y no como tango. Para refutarlo, entre otras consideraciones, cita los anuncios de la Editorial Breyer que se publicaban en el diario La Nación, o los avisos del 18 de mayo de 1905, anunciando la edición del tango "El purrete", de Roncallo, y del día 29 del mismo mes y año, de otro tango del mismo autor: "El porteño". Con esto demuestran que el tango era conocido entre "la crema", el público, que según García Jiménez concurría al restaurante, que sin dudas leía La Nación. Y se rebelan contra el mencionado diálogo, porque luego fue tomado como verdad histórica por los hermanos Héctor y Luis Bates en su libro "La historia del tango". Otra controversia se origina en la fecha de ese supuesto estreno. Algunos autores ubican el hecho en 1903 y otros en 1905.

Ciertos autores de la época descartan la historia de García Jiménez, no aceptan la teoría de que el tango fue disimulado como "Danza criolla", para no ser reprobado por el dueño o los comensales del restaurante. Todo lo que era música nativa, incluido el tango, en esa época se la generalizaba como danza o música criolla. Los referidos autores creen que detrás de esta historia lo que realmente se pretende fundamentar es la leyenda del tango prohibido, del tango no aceptado por la sociedad rioplatense.
muy interesante la publicación !!!!
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