
Su historia artística no difiere de la mayoría de las cancionistas del tango. En ella la excepción fue su apresurado final en pleno auge, sólo comparable al de Susy Leiva, en un accidente automovilístico.
La música y el canto estaban en su casa, el padre Ado Falasca era sastre y cantor melódico, actuaba en dúos y luego tuvo su propio conjunto. Cuando "Chany" - como llamaban a Rosanna - cumplió los diez años, el papá advierte que canta muy bien, que no tiene voz de niña chillona, que lo hace con una natural impostación.
Muy pronto la incorpora a su grupo musical y a las giras de los fines de semana por pueblos vecinos. Más tarde también, actúan en radio y en canales de televisión de las provincias de Córdoba y Santa Fe. Todo avanza rápidamente. Temas populares, algunos en italiano, conforman su repertorio. Y fue actuando en la ciudad de Rafaela, provincia de Santa Fe, que la escucha un productor y los invita a Buenos Aires.

Pasan tres meses y llegan en marzo de 1969 a la Capital. Casi de inmediato es invitada a presentarse en un café concert en el barrio de San Telmo. En el mes de agosto, su padre la inscribe en un concurso para nuevas voces organizado por el popular programa de Canal 9, "Grandes valores del tango", por entonces conducido por Juan Carlos Thorry.


Si bien no nació como cantora de tangos - llego a él por casualidad - el tiempo la definiría como tal.
Actuó en tres películas más, de esas rápidamente olvidables, pero un par de ellas con buena repercusión de público en los países que había visitado en sus giras.
También dejaron un buen resultado económico. Fueron: "Arriba juventud", en la que hacía pareja con un tal "Palolo", adolescente galán olvidado inmediatamente; "Siempre fuimos compañeros" (1972), dirigida por el actor Fernando Siro, con el cantor pop Donald, que se hizo en la ciudad balnearia de Mar del Plata (400 km al sur de Buenos Aires) y finalmente, en 1976, "Te necesito tanto amor", dirigida por Julio Saraceni y haciendo rubro con el cantante melódico Elio Roca.

Su carrera marchaba muy bien, asistía a todo festival que se hacía en la provincia de Buenos Aires y cosechaba público.
Más adelante forma parte de una "movida" que se llamó "Cruzada joven del Tango" junto a María Graña, Rubén Juárez, Reynaldo Martín y otros. Se trató de un intento fallido de reinsertar el tango en los jóvenes. Sus dotes para la canción ciudadana no presagiaban una revolución, un movimiento de multitudes, pero su tono grave y cálido, su atrayente figura física y su personalidad superaban cualquier desliz. Además, estaba en un período de formación. En 1971 graba para el sello Diapasón acompañada por la orquesta de Luis Stazo, entre los temas se destacan los tangos: "Amor de verano" y "Bajo mi piel", ambos de Stazo, el primero con letra de Federico Silva; el vals "Dos corazones" de Francisco Canaro con letra de Ivo Pelay, el éxito del momento "Balada para un loco" de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer y el clásico "Sin lágrimas" de Charlo y José María Contursi. El mismo año pero con la orquesta de Lito Escarso y para el mismo sello registra "Rondando tu esquina", "Más sólo que nunca" y

Por último en 1982, con la empresa discográfica Polydor graba sus dos últimos larga duración con el acompañamiento de Orlando Trípodi dirigiendo su orquesta y su cuarteto, entre otros registros están, "Sur", "El pañuelito", "Bien criolla y bien porteña" y "La cumparsita". Y fue en ese mismo año que comenzó a correr el rumor de sus problemas de salud. En el mes de noviembre la operan de una grave enfermedad. Enterada de las noticias publicadas dijo en un reportaje: «¡No tengo cáncer!».

Rosanna Falasca, una voz y una figura que muy difícilmente se borrará del recuerdo de los tangueros de alma.
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