11 de março de 2009

Las Mujeres del Tango

Las heroínas están presentes en muchos títulos y letras de tangos. Algunas fueron personajes reales y otras producto de la imaginación que luego se convirtieron en mitos populares.

Con respecto al tango "Felicia", la historia nos cuenta que allá por 1908, su compositor Enrique Saborido, en una reunión casual con el autor teatral Carlos Mauricio Pacheco conoce a la señora de éste, doña Felicia Ilarregui. Vaya a saber por qué impulso, el compositor bautizó con el nombre de ella un nuevo tango que había compuesto. Mientras La Morocha iba instalándose como el primer tango antonomástico y Saborido seguía desmintiendo su muerte, apareció Felicia. El tango Felicia nace a partir de unas notas irresponsables, emitidas casi con desgano, pero que una mujer escucha y agradece, y a partir de allí la ofrenda. En este caso la destinataria fue Felicia Ilarregui; su esposo, el autor teatral Carlos Mauricio Pacheco, fue el primero en ponerle versos.


Luego tenemos a "Malena". A fines de 1941, el poeta Homero Manzi de regreso a Buenos Aires de un viaje a México, hace escala en la ciudad de San Pablo, Brasil.
Allí tiene la oportunidad de concurrir a un cabaret donde escucha cantar a Malena de Toledo, nombre artístico de Elena Tortolero, de quien, a ciencia cierta se desconoce su nacionalidad y demás datos de filiación. Se dice que pasó su niñez en el Brasil, en Porto Alegre, donde su padre era cónsul honorario del gobierno español. Lucio Demare, el compositor de "Malena" confirmó que Elena Tortolero era la mujer que inspiró al autor de la letra, Homero Manzi, letra fue hecha e inmediatamente entregada a Demare, quien la olvidó en un saco. La reencontró un tiempo después y no pudo creer la belleza y la musicalidad de aquellos versos y, sobre una mesa de la confitería "El Guindado", en sólo quince minutos, compuso la melodía que estrenó él mismo con su orquesta en la boite "Novelty". Elena Tortolero muere en Montevideo años más tarde. Otras versiones hablan de que la “Malena” de Manzi podría haber sido Mercedes Simone, que al igual que nuestra Olga Del Grossi, fuera denominada ”La Dama del Tango”


En el caso del tango "Gricel", la historia nos cuenta que Susana Gricel Viganó, había nacido en el porteño barrio de San Cristóbal el 15 de abril de 1920. Posteriormente pasa a vivir en el pueblo Capilla del Monte en las sierras de Córdoba por problemas de salud de su madre. Un día, sus grandes amigas Nelly y Gory Omar, la invitan a pasar unos días en Buenos Aires. Así fueron a presenciar la actuación de las hermanas Omar en Radio Stentor, las que le hicieron conocer a un joven y engominado locutor que se presentó formalmente: José María Contursi, sin sospechar que así comenzaba a elaborarse uno de los tangos más sentidos y románticos de todos los tiempos. A su regreso, Grisel se mostraba distante y suspiraba constantemente. En 1938 acosado por una fiebre intestinal y sin antibióticos, Contursi recibió el clásico consejo médico de aquellos años: los aires de las sierras de Córdoba. Recordando el pueblo donde vivía Grisel, partió Contursi dejando en Buenos Aires a su esposa Alina Zárate y a una hija del matrimonio, llevando consigo no solo su enfermedad sino también su afición por las faldas femeninas. Volvieron a encontrarse, José María y Grisel, y a su regreso a Buenos Aires, Contursi creía haber realizado una conquista más para su haber. Pero fue todo lo contrario.
Al poco tiempo Contursi necesitó regresar a Capilla del Monte inventando otra fiebre intestinal que obligó a su esposa a derramar llanto por mera intuición femenina. Fue la oportunidad en que Contursi se entregó de lleno al desenfreno amoroso que lo impulsó a escribir tantas letras de tango. Finalmente un día tuvo que optar, y como hombre cabal volvió al lado de su esposa con intestinos sanos pero con el corazón destrozado al igual que Gricel, quien vio partir el tren destruida en sus afectos pero jurando no llorar nunca más. Hasta que un día, llegó una carta a Capilla del Monte con la letra de "Gricel". Y a partir de allí todo fue diferente. Ya por 1962, Contursi enviudece y tras un largo trajinar entre el alcohol y la melancolía, vuelve a reencontrarse en Buenos Aires con Grisel. El día 16 de agosto de 1967, se unieron en matrimonio Don José María Contursi, de 56 años de edad, viudo de Doña Elina Zárate, y Doña Susana Gricel Viganó, de 47 años de edad.


“La Morocha” es la mujer protagonista del tango de igual nombre perteneciente a Enrique Saborido y Angel Villoldo, y está considerada la primera partitura de tango de exportación, la primera que cruzó el Atlántico, pocos meses después de su edición original, alrededor de 1906. Su autor Enrique Saborido, uruguayo nacido en Montevideo allá por 1877, y nacionalizado posteriormente argentino, se inspiró en una artista uruguaya para escribir esa letra. “En esa época concurría al bar Ronchetti (Reconquista y Lavalle), también frecuentado por una cantante y bailarina de gran belleza, Lola Candales, de nacionalidad uruguaya. Cierta noche departía un chispeante grupo compuesto por los jóvenes Victoria, un señor Argerich, y el diputado Félix Rivas; en la misma mesa Saborido platicaba entusiasmado con Lola, lo cual no pasó desapercibido para aquéllos. Decidieron acicatear su amor propio simulando ignorar sus aptitudes como compositor. Las insinuaciones entre los mismos iban y venían, hasta que uno, dirigiéndose a Enrique, manifestó que dudaba fuese capaz de escribir un tango que Lola pudiese cantar exitosamente. Así llegaron las cinco de la madrugada y todos fueron retirándose. Saborido ya a punto de acostarse experimentó cierta inquieta sensación al recordar lo sucedido. Se ubicó al piano y a las 6.30 horas concluía la partitura de "La morocha", pero... ¿y la letra? Siendo las 7 recurrió a su amigo Ángel Villloldo quien a las 10 de la mañana cumplió su cometido. Se presentaron ambos ante Lola Candales que tras oír la música comenzó a ensayar el canto.
Esa misma noche lo estrenó en el bar Ronchetti. Destaquemos que quienes aplaudieron más calurosamente fueron los amigos retadores a los que se sumó la concurrencia. Tanto agradó a todos que hubo de repetirse hasta ocho veces.»


El caso de la "Rubia Mireya" es pura invención, inspiración romántica del poeta, aunque, como en otros casos se intentó darle un cuerpo, un nombre y una trayectoria de vida. Los argentinos de la época, influenciados por la cultura europea y en especial la francesa, soñaban con las noches parisinas, con la posibilidad de frecuentarse con Mimí, Ninón, Manón, Griseta o Mireya. Los orígenes del nombre podemos ubicarlo en la región de Provenza, en el sur de Francia. El poeta Frédéric Mistral (1830-1914) escribió en 1859 un largo poema en el que retrata la vida cotidiana en la región, y coloca de personaje principal a una mujer, cuyo nombre da título a la obra: "Mirèio", en lengua provenzal. Este nombre traducido al francés se convierte en "Mireille", que al arribar a puerto argentino, se transforma en Mireya. Lo curioso del asunto es que este poeta provenzal recibió el premio Nobel de literatura, en su tercera edición del año 1904, y poco tiempo más tarde, el poema se transformó en argumento de una ópera de corte humorísitico y costumbrista que tuvo gran éxito en Francia y no tardó mucho tiempo en ser conocida en el Río de la Plata, lo que seguramente provocó que se comenzara a utilizar el nombre "Mireya" como apelativo femenino. Años más tarde, Manuel Romero escribe la letra del famoso tango de Francisco Canaro "Tiempos Viejos". En ella inmortaliza a la "Rubia Mireya", que tuvo un destino trágico y desgraciado.
Era tan linda de joven que "se formaba rueda para verla bailar" y que al correr de los años, se transforma en "una pobre mendiga harapienta". Podemos completar esta crónica con una curiosidad. Un periodista intentó generar una polémica diciendo conocer a la "verdadera Mireya". Esta era uruguaya a la que llamaban "La Oriental" y cuyo verdadero nombre era Margarita Verdier, una bailarina muy admirada por sus habilidades en la danza. Pero nunca se pudo establecer la relación entre el autor del tango y la bailarina uruguaya.

Nenhum comentário:

Postar um comentário